En 1740 el cacique de los pampas, Cangapol, unido a picunches y huiliches, lanza dos terribles malones sobre Luján y Arrecifes como represalia por el asesinato de su primo Tolmicháyá; los ataques dejan como saldo 800 vecinos asesinados.1
En Buenos Aires cundió el pánico y el ataque alcanzó a las cercanías de
la estancia de Merlo y este acontecimiento motivó a Francisco de Merlo
pidiese prestado un cañón y otras armas para defender su estancia del
ataque de los aborígenes.
El malón de 1740 tuvo como consecuencia que alrededor del casco de
estancia de Merlo se formara un caserío. En 1743 Francisco de Merlo
solicita nuevamente autorización al rey, solicitud que será respondida
favorablemente en 1755.
Luego de recibir la autorización del rey, el 28 de agosto de 1755, Francisco de Merlo funda la Villa de San Antonio del Camino.
La autorización real también otorgaba a Merlo el derecho de usar escudo
de armas y de constituir un cabildo para el pueblo, el que nunca se
logró conformar.
Si bien el pueblo se fundó como Villa San Antonio del Camino, el
pueblo se conocía como Merlo, Capilla de Merlo u Oratorio de Merlo, aún
en vida del mismo Francisco de Merlo.
El pueblo se apiñaba alrededor del casco de estancia y capilla de
Merlo, en lo que hoy es el centro histórico de la ciudad, en el distrito
de Merlo Centro. Según el primer censo realizado el 10 de junio de
1742, en el pueblo había 75 personas agrupadas en 15 familias, sin
contar a la familia Merlo y sus peones y esclavos; un nuevo censo en
1755 da como resultado 111 habitantes distribuidos en 24 familias. Ya en
1749 funcionaba una escuela de primeras letras exclusiva para varones
que aún funcionaba en la década de 1830 y que era solventada por Merlo y
atendida por los padres mercedarios.
lunes, 27 de agosto de 2012
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