Raúl Alfredo
Othacehe es acusado por el Sacerdote religioso de ser uno de los financistas de
una secta satánica como fuerza complementaria en campañas políticas, de la cual
financia para fines personales, políticos y protección personal como parte de un
ritual. Según nos explica el Sacerdote
durante una conversación con MERLO NOTICIAS confeso que le habrían encargado por medio de
un intermediario de Othacehe ser parte de un ritual para cortarle la cabeza y
de arrancarle el cuero cabelludo a una persona enemistada con el Intendente.
Estas sectas que mezclan ritos kimbandistas y otros
cultos afrobrasileños, están instaladas de forma ocultas "No van por ahí
con crucifijos al revés en sus manos. Desean permanecer por debajo del barrido
de la detección del radar social durante toda su vida, sin que se les detecte ni es sus pedidos ni en los
resultados; de hecho hay ceremonias especiales de fecundidad de mujeres y
otros rituales demoníacos para la entrega de sus bebés nacidos y entregados
para el sacrificio en ofrenda al panteón de divinidades Yorubas. Todo sirve a
la hora de asegurarse la continuidad en el poder. Los embarazos se mantienen en
secreto, las madres elegidas son compensadas económicamente, pero los bebés
nacen y desaparecen”, expone el religioso.
Se deduce de las expresiones del religioso, el
degüello de los recién nacidos sin siquiera haber sido registrados sus
nacimientos, ya que no dejan constancia de los mismos. El holocausto es
ofrecido a las deidades tribales del paneón conocido en nuestro país como
“umbandista” o bien “quimbandista”, compuesto por orixás, espíritus de brujos
afroindios y exús, todos por fuera del reino cristiano que dio por finalizada
la edad de los sacrificios con el holocausto de los llamados “mártires” del
cristianismo en épocas de Nerón en el antiguo Coliseo. Durante el ritual
quimbandista en nuestros días, cabe recordar que el bebé es ofrecido como pago
por servicios y beneficios esperados, se lo degüella y la sangre de la víctima
–aproximadamente medio litro– cubre el axé u ofrenda que sella en pacto entre el
feligrés y la deidad involucrada. El cuerpo de la víctima ofrendada al estilo
precolombino, también puede ser ofrecido al Pozo
de las Almas, un hoyo profundo al estilo de los viejos pozos ciegos, morada
de espíritus inmundos quienes cobrarán por anticipado en carne virgen los
pedidos de enfermedad, accidente o muerte de quienes la persona considera sus
“enemigos”, personales, vecinales o políticos.
Según expresa el miembro de la comunidad religiosa, Othacehe
viene llevando a cabo estas prácticas de liturgia satánica desde hace más de 15
años como una manera de limitar las estrategias opositoras en una edad
republicana y democrática, y de asegurarse la primera línea. Recordemos que el
ejercicio de estos pedidos se sustenta con ofrendas de sangre de animales y, en
el peor de los casos, humana, en función de los beneficios pedidos que, a la
sazón, pueden ser de triunfo o simplemente de eliminación de miembros del
sector opositor. Dichos pedidos a deidades pertenecientes al Purgatorio
cristiano –ya que se trata de espíritus condenados en su mayoría por suicidas–
componen un reino astral de mercenarios todo-terreno, muy obedientes a la hora
de operar con el reino del hombre. No es ésta una crítica al panteón execrable
de legiones Yorubas –una serpiente venenosa no puede ser educada para no herir
o matar a sus víctimas con su veneno– sino a los que cada persona lleva consigo
en su conciencia y el precio razonable
dispuesto a pagar a cambio del cumplimiento de las solicitudes.
Recordemos al ex presidente Menem con sus ofrendas
de carne humana a la figura del Viborón –deidad amerindia que no es otro que el
mismo Diablo de la mitología cristiana– que aseguraba tanto el triunfo como la
reelección en décadas pasadas y cuya promesa fue la carne de gente joven
ofrecida en el momento del ritual pagano y una cantidad discrecional de
adolescentes a futuro.
Othacehe, sin duda, pertenece al mismo corte de
figuras políticas de inserción social y permanencia a cualquier precio, como lo fue el ex Presidente riojano. Pero la
información que nos brinda el sacerdote religioso ayuda a comprender que no se
trata sólo de una contienda política de estilo republicano en los territorios
de la democracia, sino de un enfrentamiento entre la civilidad que expresa su
voluntad con votos frente un reino brutal y despiadado que no reconoce límites
entre la moral, la brutalidad y la política.